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09/09/2022

Las reglas de sucesión británicas para un nuevo soberano

Las reglas de sucesión británicas para un nuevo soberano
La reina Isabel, monarca de Reino Unido durante más de siete décadas, falleció el jueves a los 96 años.

A continuación se explican las normas de la corte británica sobre la ascensión de un nuevo soberano y se describen los poderes y responsabilidades del monarca.

Según la constitución británica, un soberano accede al trono en el momento en que muere su predecesor, antes incluso de ser proclamado ante el pueblo, y no hay interregno.

El nuevo monarca es proclamado oficialmente rey o reina por un órgano especial llamado Consejo de Adhesión, al que se convoca a los miembros del Consejo Privado -un grupo de varios cientos de consejeros reales seleccionados, incluidos miembros del gabinete-.

Sólo se convoca una sesión completa del Consejo Privado cuando se produce el ascenso de un nuevo soberano o cuando el monarca anuncia su intención de casarse, un acontecimiento de gran importancia dada la base hereditaria de la monarquía.

Al Consejo de Adhesión, que proclama al nuevo soberano, también están invitados los Lores Espirituales y Temporales (es decir, los obispos de la Iglesia de Inglaterra que se sientan en la Cámara de los Lores, junto con los pares laicos del reino) y los altos comisionados de las naciones de la Commonwealth.

La coronación del soberano, que en realidad no es más que un procedimiento de ratificación formal, sigue a la adhesión tras un intervalo de luto. La reina Isabel II fue coronada en junio de 1953, 16 meses después de la muerte de Jorge VI.

La coronación tiene lugar en la abadía londinense de Westminster en presencia de políticos, personalidades públicas y representantes de países de todo el mundo.

El soberano reina por gracia de la Ley de Instauración de 1701, que establece las normas de sucesión, decretando que sólo pueden acceder al trono los descendientes protestantes de una nieta de Jacobo I de Inglaterra (la princesa Sofía, electora de Hannover).

Hasta una nueva ley de 2013, estar casado con una católica romana también impedía a un miembro de la realeza ocupar un lugar en la línea de sucesión. Sin embargo, un católico sigue sin poder convertirse en monarca.

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