Los israelíes siguen polarizados sobre la legislación. Según sus adeptos, restablecería el equilibrio entre las autoridades, mientras que los detractores del proyecto denuncian que se eliminarán los controles sobre quienes están en el poder.

Fuera del Parlamento israelí era visible un mar de banderas azules y blancas, que también se han utilizado como símbolo de las protestas contra el proyecto de ley. Muchos manifestantes llevaban insignias y sostenían banderas que apoyaban a los partidos políticos israelíes de extrema derecha.

“La nación exige una reforma judicial”, coreaban los manifestantes.

Sin embargo, las manifestaciones contra los planes de reforma judicial se han apoderado del país durante semanas y han reunido a grandes multitudes en múltiples ciudades, en su mayoría durante sábados por la noche. Encuestas recientes han encontrado que los planes de reforma son profundamente impopulares.

“A todos mis amigos que están sentados aquí, vean cuánto poder tenemos”, dijo a la multitud el legislador de extrema derecha y ministro de Finanzas israelí, Bezalel Smotrich. “Tienen los medios y tienen magnates que financiarán las protestas, pero nosotros tenemos la nación”.

“Arreglaremos lo que se necesita arreglar”, dijo Smotrich.

“La nación exige una reforma judicial”, coreó la multitud en respuesta.

El ministro de Justicia, Yariv Levin, dijo que los dos millones de israelíes que votaron por el Gobierno actual quieren una reforma judicial y prometió “hacer una corrección significativa en la situación actual”.

Muchos en la sociedad israelí, incluido el presidente cuyo papel es en gran medida simbólico, han pedido a las partes opuestas que lleguen a un compromiso y han llamado a la coalición de Gobierno a que modere sus propuestas iniciales.