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Salud
08/12/2022

Muerte lúcida: la sensación de estar vivo a pesar de fallecer

Muerte lúcida: la sensación de estar vivo a pesar de fallecer
Científicos recogieron testimonios de personas que fueron revividas tras un paro cardíaco, mientras sus cerebros eran monitoreados. ¿Sabías que es posible?

Un estudio de la Facultad de Medicina Grossmann de la Universidad de Nueva York demostró que cuando una persona fallece, su conciencia no muere al instante. Por el contrario, permite que la persona vea pasar su vida o sentir que su alma está saliendo de su propio cuerpo con alucinaciones; este último se le denomina la muerte lúcida.

El informe describe que una de cada cinco personas sobrevivientes a una reanimación cardiopulmonar (RCP), puede experimentar sensaciones de la muerte, a pesar de estar en supuesto estado de inconsciencia y el corazón sin funcionar. Estas fueron catalogadas como alucinaciones del cerebro, similar al efecto que ocasionan el consumo de drogas. Puede que la persona las sienta reales, pero no lo son.

Para la muestra, se estudiaron a 567 personas que recibieron RCP tras una falla cardíaca. El 14,9% pudieron ser analizados con una monitorización cerebral óptima, la oximetría cerebral, una técnica que vigila el metabolismo cerebral de oxígeno sin afectar al paciente. “Esas personas han estado reportando experiencias por más de 60 años y hay millones de personas alrededor del mundo que reportaron las mismas experiencias”, indicó Sam Parnia, director del estudio para BBC Mundo.

A medida que observaban lo que visibilizaba la monitorización, se demostró que a la hora de recibir la RCP, las personas habían tenido actividad cerebral a alto nivel, contando con la actividad de ondas alfa, beta, theta, delta y gamma.

¿Qué sienten al experimentarla?

De los resultados arrojados, el equipo investigador separó a los pacientes en dos grupos, encontrando patrones y diferencias entre los días y semanas posteriores a la reanimación. La mayoría de personas experimentaron las siguientes sensaciones: evaluaron su vida, sintieron que se separaban de su cuerpo; aunque con el deseo de volver, y se dirigieron a un destino desconocido para regresar a un lugar asemejado a un hogar.

El informe demostró que las funciones biológicas (como el sentido del yo y la conciencia) no necesariamente se detienen por completo en la muerte. El cerebro, al cesar actividades, libera varios sistemas naturales, los cuales le dan acceso a la conciencia, a los recuerdos y pensamientos relacionados a los periodos de vida. Este estado se denomina desinhibición.

La investigación surgió de una duda que tuvo Parnia: “Ha habido muchos informes interesantes sobre personas que tienen una conciencia lúcida aumentada a medida que se acercan a la muerta, pero no hay suficiente investigación de la muerte desde la perspectiva médica. La pregunta era: “¿Podemos encontrar pruebas de esta conciencia lúcida elevada con la muerte y cómo son las experiencias humanas?”, explicó el director para una entrevista con Newsweek.

No obstante, la investigación es clara frente a la distinción entre muerte lúcida y el coma: “Encontramos que hay diferentes experiencias que ocurren claramente después de la reanimación, generalmente cuando la persona está empezando a despertar de su coma, así que eso no tiene nada que ver con la experiencia de la muerte”.

El 100% de las personas no recuerdan en total lo vivido. El informe explica que el 39% tiene recuerdos vagos y lagunas, sin tener claros los detalles. Otro 20% describe una experiencia trascendente, un poco más descriptivo. El resto de las personas alcanzan a recordar sonidos e imágenes.

La escritora y psicóloga española, Paloma Cabadas, escribió un libro llamado “La muerte lúcida”, en el que analiza este fenómeno.

En principio, sostiene que la muerte lúcida es la consecuencia de haber vivido con lucidez, siendo el reto más importante para los humanos. Considera que, para llegar al estado, es necesario encontrarle sentido a la vida y muerte, sumado a perder todos los miedos.

“Empezamos a ser verdaderamente humanos cuando descubrimos nuestra naturaleza trascendente, exploramos cabalmente los estados de conciencia, tenemos percepciones claras e inequívocas de la multidimensionalidad y somos capaces de incorporar, todo ello, a la vida cotidiana con total naturalidad”, describe Cabadas.

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