La nicturia no es un problema exclusivo de la edad avanzada, como muchos creen. Aunque es común en personas mayores, también puede afectar a quienes tienen hábitos o condiciones médicas específicas. La Dra. Daniela Schultz-Lampel, uróloga alemana, aclara que levantarse una o dos veces por noche es completamente normal. Sin embargo, si esto ocurre con más frecuencia, se debe consultar a un médico, ya que puede ser un síntoma de una afección subyacente.
La necesidad frecuente de orinar durante la noche puede deberse a diversas razones, entre ellas:
Problemas cardíacos: En personas con insuficiencia cardíaca, los líquidos se acumulan en las piernas durante el día. Al acostarse, estos líquidos se redistribuyen y aumentan la producción de orina.
Medicamentos: Los diuréticos, que se recetan comúnmente para la hipertensión, pueden provocar micciones nocturnas. Tomarlos por la noche aumenta la probabilidad de despertarse para ir al baño.
Disminución de la capacidad vesical: La vejiga pierde la capacidad de vaciarse completamente. En los hombres, esto puede deberse a un agrandamiento de la próstata. En las mujeres, puede ser consecuencia del embarazo o el paso del tiempo, debido al debilitamiento del suelo pélvico.
Factores psicológicos: El estrés y la ansiedad pueden activar la vejiga hiperactiva, que es más propensa a necesitar vaciarse a menudo durante la noche.
Poliuria: Se trata de una condición en la que el cuerpo produce una cantidad excesiva de orina, que puede estar vinculada a enfermedades como la diabetes no controlada.
Hábitos de hidratación: Si consumes grandes cantidades de líquidos en la noche, naturalmente sentirás la necesidad de orinar durante el descanso. La Dra. Schultz-Lampel destaca que beber poca agua durante el día y mucho por la noche es una causa común de nicturia.
Existen varios pasos sencillos que pueden ayudar a disminuir la frecuencia de las micciones nocturnas, y mejorar la calidad del sueño:
Distribuir el consumo de líquidos durante el día, para evitar beber grandes cantidades por la noche.
Evitar bebidas con efecto diurético por la noche, como té de menta, ortiga, o bebidas con cafeína o alcohol.
Reducir el consumo de líquidos dos o tres horas antes de dormir.
Llevar un diario de micciones durante un par de días para detectar posibles patrones o hábitos que contribuyan a la nicturia.
En el caso de las mujeres, el ejercicio del suelo pélvico puede ser útil para controlar la vejiga y prevenir la incontinencia. Es recomendable hacerlo bajo la supervisión de un profesional para obtener buenos resultados.
Si las micciones nocturnas son frecuentes, interfieren con el descanso o provocan malestar durante el día, es hora de consultar a un médico. Un urólogo puede realizar estudios para identificar la causa subyacente y recomendar un tratamiento adecuado.
Algunos tratamientos incluyen:
Medicamentos para la vejiga hiperactiva o la próstata agrandada.
Inyecciones de bótox en la vejiga para relajar sus músculos y reducir la urgencia (estas deben repetirse cada varios meses).
Desmopresina, una sustancia que reduce la producción de orina (aunque no se recomienda para personas mayores ni con enfermedades cardíacas).
Es importante aclarar que aguantarse las ganas de orinar para seguir durmiendo no es una solución. “Con el tiempo, esto afecta la elasticidad de la vejiga y puede traer complicaciones adicionales”, advierte el Dr. Zhenghua Guan.