Las elecciones parciales se celebran en Tiverton y Honiton, al suroeste de Inglaterra, que son profundamente conservadoras, y en Wakefield, ciudad del norte que normalmente apoya a los laboristas. Ambas reflejan la amplitud de la cómoda victoria de Johnson en los últimos comicios nacionales de 2019, cuando Wakefield votó a los conservadores por primera vez en 90 años.

Sin embargo, su popularidad ha caído en picado desde entonces y los votantes de los dos distritos citan su multa por infringir las normas de confinamiento por el COVID-19 y la creciente crisis del costo de la vida, entre otros asuntos. Las casas de apuestas esperan que los conservadores pierdan ambas elecciones.

La preocupación por la deriva de Johnson ya ha provocado un voto de confianza en su liderazgo, en el que el 41% de sus colegas parlamentarios votó a favor de su destitución, y muchos citan la preocupación por las perspectivas del partido en las próximas elecciones nacionales, que se celebrarán probablemente en 2024.

“Los conservadores pueden enfrentarse ahora no sólo al reto de cómo recuperar el apoyo perdido tras el ‘Partygate’ y la crisis del costo de la vida, sino también al de superar una creciente antipatía hacia Boris Johnson y su gobierno”, escribió el experto en encuestas John Curtice en el diario Independent.

Curtice dijo que perder ambas elecciones parciales sería “una señal de un gobierno que corre el riesgo de perder su equilibrio electoral”.

Sin embargo, Johnson, en declaraciones a los medios de camino a Ruanda para una reunión de la Commonwealth, rechazó cualquier sugerencia de que pudiera verse obligado a abandonar el cargo.