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Salud
23/11/2024

Por qué la sincronía entre hígado y cerebro es clave para combatir la obesidad y la diabetes

Por qué la sincronía entre hígado y cerebro es clave para combatir la obesidad y la diabetes
Un reciente estudio demostró que el desajuste entre los relojes internos de ambos órganos influye de manera directa en la salud metabólica, los hábitos alimenticios y el control del peso. Cómo impacta el hallazgo en la prevención de enfermedades

El ritmo circadiano, sincronizado con el ciclo natural de 24 horas de luz y oscuridad, es esencial para el equilibrio interno del cuerpo humano. Este sistema regula procesos como el sueño, la liberación de hormonas y los hábitos alimenticios, adaptándose a las necesidades energéticas y metabólicas de cada momento del día.

Cuando estos ritmos se alteran, ya sea por trabajar en horarios nocturnos o por cambios bruscos en las rutinas diarias, aumenta el riesgo de desarrollar enfermedades metabólicas como obesidad y diabetes tipo 2.

Entre los órganos que dependen de una sincronización adecuada con el reloj central del cerebro destaca el hígado. Sin embargo, la desincronización entre los relojes circadianos de éstos puede desencadenar serios problemas de salud, según demostró un estudio reciente publicado en Science.

Cual es la relación entre los ritmos circadianos y la salud metabólica

El impacto de los ritmos circadianos en la salud metabólica es evidente en personas con horarios irregulares, como trabajadores nocturnos. Estos individuos tienden a comer fuera de los horarios naturales, alterando la conexión entre los órganos y el reloj central.

Según el estudio realizado por investigadores de la Universidad de Pensilvania, este desajuste provoca una sobrecompensación por parte del cerebro, que responde de manera inadecuada al aumentar el apetito y favorecer la ingesta en momentos poco adecuados, lo que lleva al sobrepeso y a un mayor riesgo de diabetes.

Según el estudio realizado por investigadores de la Universidad de Pensilvania, este desajuste provoca una sobrecompensación por parte del cerebro, que responde de manera inadecuada al aumentar el apetito y favorecer la ingesta en momentos poco adecuados, lo que lleva al sobrepeso y a un mayor riesgo de diabetes.

El problema radica en que los patrones alimenticios irregulares desestabilizan el ritmo natural de los órganos, dificultando su sincronización con el cerebro. Esto crea un círculo vicioso: los desajustes en los horarios de comida empeoran la comunicación entre el hígado y el cerebro, y esta falta de coordinación refuerza los malos hábitos alimenticios. La clave para romper este ciclo está en restablecer la armonía entre los relojes circadianos.

La conexión entre el hígado y el cerebro

El hígado y el cerebro están conectados a través del nervio vago, una vía crucial para la comunicación entre ambos órganos. Este nervio permite que el hígado informe al cerebro sobre los patrones de alimentación y ayuno, lo que ayuda a mantener un equilibrio metabólico saludable.

Sin embargo, cuando el hígado recibe señales confusas debido a horarios alimenticios irregulares, el cerebro interpreta estas señales como una alerta de emergencia, intensificando el problema al fomentar una ingesta excesiva.

La investigación realizada en ratones reveló que esta conexión puede ser clave para entender y tratar los trastornos metabólicos. Al bloquear la rama hepática del nervio vago, los investigadores lograron restablecer patrones de alimentación normales en ratones con obesidad inducida, lo que demuestra la influencia directa de esta conexión en la regulación del apetito y el metabolismo.

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