Puede ocurrir por distintas causas:
Cáncer: como el de hígado o vías biliares, o el adenoma hepático.
Infecciones: este es el caso de las hepatitis A, B y C. Ocurre por virus o parásitos que infectan el hígado, provocando inflamación y disminuyendo su funcionamiento. Estos microorganismos dañinos pueden trasmitirse a través de la sangre o el semen, al estar en contacto con alguien infectado o por consumir alimentos y agua contaminada.
Problemas en el sistema inmune: son trastornos en los que el sistema inmunológico ataca a ciertas partes del cuerpo, en este caso al hígado. Los más comunes en relación con la enfermedad hepática son colangitis biliar, colangitis esclerosante primeria o hepatitis autoinmunitaria.
Trastornos genéticos: un gen anormal heredado puede hacer que distintas sustancias tiendan a acumularse en el hígado, causando daño hepático. Estas enfermedades pueden ser deficiencia de alfa-1 antitripsina, enfermedad de Wilson o hemocromatosis.
Otros factores que pueden dañar el hígado y favorecer la enfermedad hepática son:
Beber alcohol en exceso.
Consumir azúcar y sodio en exceso.
Consumir muchas grasas trans.
Tener antecedentes familiares de enfermedad hepática.
Tener diabetes tipo 2.
Tener obesidad.
Tener relaciones sexuales sin usar protección.
Tener tatuajes o piercings.
Los hispanos o latinos tienden a padecer enfermedad hepática, específicamente cirrosis, hepatitis o hígado graso, en mayo medida que los caucásicos o afrodescendientes.
Alimentos que ayudan a depurar el hígado
Algunos estudios muestran que incluso pueden sufrir estos problemas en promedio entre 5 y 10 años antes que el resto de las comunidades.