Seguinos

Salud
22/04/2023

¿Puede la inteligencia artificial diagnosticar enfermedades?

¿Puede la inteligencia artificial diagnosticar enfermedades?
Desde hace décadas, los programas de computación han ayudado a las personas a facilitar el trabajo: resolviendo ecuaciones complejas, archivando audios, textos y videos, reorganizando información y mostrando conclusiones del análisis de estos datos.

¿Pero que ocurriría si el desarrollo de la inteligencia artificial permitiera que nuevos programas prácticamente hablen el mismo lenguaje de un paciente y, es más, puedan diagnosticarlo?

Esta pregunta está ahora en el ojo público luego del lanzamiento en noviembre de 2022 de ChatGPT, un programa de computación —conocido como chatbot— diseñado para simular y procesar una conversación con usuarios humanos, especialmente a través de internet.

ChatGPT es el más nuevo de estos programas, que tiene, dicen, el potencial de realizar diagnósticos médicos.

Los dispositivos y programas para uso de salud no son algo nuevo. De hecho, son populares desde hace tiempo las aplicaciones de celulares que controlan síntomas, alertan si suben, por ejemplo, los niveles de glucosa o el ritmo cardíaco, e indican los pasos a seguir para revertir estas crisis.

Pero estos nuevos desarrollos informáticos tienen una capacidad que está poniéndole a muchos la piel de gallina: son más interactivos, no son como las voces automatizadas de los servicios al cliente 1-800 que no entienden de acentos y solo piden algunos datos para responder preguntas básicas o dirigir al cliente a la división correcta.

Este chatbot tiene una naturaleza interactiva más perfecta, dialoga con el paciente, y su algoritmo podría barajar los datos provenientes de los signos y síntomas, y llegar eventualmente a establecer un diagnóstico.

Algunos ven esto como una posible herramienta complementaria para los profesionales de la atención de salud, minimizando el riesgo de diagnósticos equivocados, una realidad en el 10 a 15% de los casos clínicos.

Sin embargo, otros alertan sobre el riesgo de que un algoritmo informático almacene la información de un paciente, la “digiera” y elabore un diagnóstico. Entre varias cosas cuestionan la capacidad de estos programas de estar “libres de prejuicio”.

Compartir