El religioso fue interceptado por una pequeña banda de delincuentes mientras andaba en bicicleta, quienes le sustrajeron el vehículo y terminó golpeado.
Según relató, tras el ataque, escuchó un grito de la policía y poco después una persona se le acercó, asegurando pertenecer a la fuerza, y le devolvió su bicicleta. Este individuo lo acompañó hasta su casa, pero el cura no lo volvió a ver.
El Padre Abuín confesó que se enteró horas después, a través de los medios, de la muerte en el Parque Guillermina. Impactado por la noticia, decidió consultar a un abogado y presentar la denuncia correspondiente. El sacerdote enfatizó que no fue testigo directo del asesinato.