El síndrome de Capgras es una realidad psicológica: ocurre cuando el individuo tiene la creencia delirante de que alguien, generalmente de su entorno familiar cercano o un amigo, ha sido reemplazado por un impostor o existen dos versiones de la misma persona.
El trastorno puede manifestarse como alucinaciones después de haber tenido una lesión que genera una atrofia en el hemisferio cerebral derecho. Se presenta también en algunos pacientes con Alzheimer.
A diferencia de la mayoría de las afecciones psiquiátricas que se revelan con un conjunto de síntomas y conductas que alteran la vida diaria del paciente y su entorno, en el caso del síndrome de Capgras, la persona puede tener una vida normal, solo alterada cuando entra en contacto con el supuesto impostor o impostora.
Aunque el síndrome de Capgras, al que también se denomina síndrome del impostor, se definió por primera vez así casi 100 años, sigue siendo una afección muy extraña y poco conocida. Muy difícil de comprender no solo para la ciencia, sino para los seres queridos y para el supuesto “impostor”. En muchos casos, estar cerca de esta “persona falsa” genera un estado de ansiedad y estrés extremo en el paciente con Capgras, que incluso puede obsesionarse con la persona que “suplantó” a la real. Es extremadamente disfuncional.
Y su principal síntoma es esa percepción equivocada del “impostor”.
Hay varias condiciones médicas que explicarían el disparador del síndrome de Capgras. Entre ellas:
Haber sufrido lesiones cerebrales graves, que de hecho se presentan en un tercio de los pacientes con Capgras.
Una desconexión entre la parte que opera todo el sistema visual en el cerebro y la que procesa las caras familiares.
Tener un diagnóstico de demencia de Lewy o Alzheimer, afecciones que de por sí alteran la percepción de las personas, especialmente las cercanas.
Tener un diagnóstico de esquizofrenia o epilepsia.
Hipotiroidismo. Aunque usualmente esta afección de la glándula tiroides se vincula a la depresión, hay casos documentados de síndrome de Capgras.
El abuso de drogas también pueden desencadenar síntomas de Capgras.
Usualmente los casos de Capgras se vinculan a “impostores” adultos, pero hay trabajos científicos que han documentado casos de madres que han rechazado a sus niños menores asegurando que no eran sus verdaderos hijos.