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21/09/2022

¿Qué nivel de oxígeno en sangre es normal?

¿Qué nivel de oxígeno en sangre es normal?
Como su nombre lo indica, el oxígeno en sangre es la cantidad de oxígeno que circula por el flujo sanguíneo.

Funciona como un indicador de qué tan bien el cuerpo distribuye el oxígeno de los pulmones al resto de las células. Conoce aquí cuáles son los niveles normales, por qué debes controlarlos y cómo hacerlo.

Para desarrollarse y mantenerse nuestras células requieren de energía, que obtienen de la combinación de distintas sustancias químicas con el oxígeno que respiramos.

Sin embargo, esa energía se utiliza prácticamente al instante, por eso es necesario un flujo constante de oxígeno, que obtenemos mediante la respiración, para continuar realizando esos procesos.

Al llegar a los pulmones el oxígeno entra en contacto con la sangre para comenzar su recorrido por todas las células. El cuerpo controla los niveles de oxígeno en sangre para mantenerlos dentro de un rango específico, de modo que haya suficiente para las necesidades de cada célula.

Un nivel normal de oxígeno en sangre varía entre 75 y 100 milímetros de mercurio (mm Hg), y se considera bajo cuando no alcanza los 60 mm Hg. En esos casos, y según decida el médico, se puede requerir suplementos de oxígeno.

El nivel de oxígeno en sangre demasiado bajo en comparación con el nivel promedio de una persona sana, puede ser un signo de una afección conocida como hipoxemia.

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Esto significa que el cuerpo tiene dificultades para administrar oxígeno a las células, tejidos y órganos, causando ciertos problemas:

Confusión.

Dificultad para respirar.

Dolor de cabeza o pecho.

Falta de coordinación.

Hipertensión.

Inquietud.

Latidos rápidos.

Mareo.

Respiración rápida.

Sensación de euforia.

Trastornos visuales.

Entre las principales causas de hipoxemia se encuentra:

Asma.

Anemia.

Apnea obstructiva del sueño.

Enfisema.

Encontrarse a grandes altitudes.

Enfermedad pulmonar obstructiva crónica.

Problemas del corazón.

Síndrome de dificultad respiratoria aguda.

Tener líquido en los pulmones o aire o gas en el pecho.

Tomar ciertos medicamentos, especialmente narcóticos y analgésicos.

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