Una de ellas es la de “constructores”, es decir, alimentos que ayudan al organismo a crecer, desarrollarse y reponerse. Conoce aquí todas sus propiedades y cuáles son las mejores opciones para sumar a la dieta.
¿Qué son los alimentos constructores?
Se suele denominar alimentos constructores a aquellos que el cuerpo necesita para crecer, desarrollarse, aumentar las defensas, incrementar la masa muscular y reducir el impacto del envejecimiento.
Una característica en común de estos alimentos es que son ricos en proteínas, moléculas que representan más de la mitad de nuestro peso corporal. Su principal función es reparar y mantener los tejidos.
Por este motivo, incluir en la dieta alimentos constructores puede traer diferentes beneficios:
Construir y reparar los diferentes tejidos del organismo.
Estimular la producción de enzimas, hormonas que impulsan las reacciones químicas en el organismo.
Promover el crecimiento de la masa muscular.
Favorecer el desarrollo del embrión el período de gestación.
Fortalecer el sistema inmunitario, mediante la producción de glóbulos blancos.
Lograr un correcto crecimiento durante la infancia y adolescencia.
Favorecer la cicatrización o recuperación de heridas, quemaduras, o cirugías.
Alimentos constructores de origen animal
Los especialistas afirman que las proteínas provenientes de los alimentos constructores de origen animal son completas.
Esto quiere decir que aportan todos los aminoácidos que el cuerpo no puede producir por sí mismo, y son fundamentales para la formación y funcionamiento de las células. Entre las mejores opciones se hallan:
Carnes
Las carnes pueden dividirse en dos grandes categorías:
Carnes blancas
Se considera carne blanca a toda aquella que no procede de mamíferos, siendo las más comunes la carne de pescado o de aves, cómo pollo y pavo. Sin embargo, también se suele incluir a la carne de conejo en esta categoría.