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Liga Profesional de Fútbol
03/05/2021

Rosario Central se hizo una fiesta y se quedó con el clásico

Golazos de Ruben, Ferreyra y el tanto de Martínez Dupuy le dieron el 3-0 definitivo a los de Kily González luego de un año y medio sin verse las caras.

Central ganó el clásico. Lo dominó. Lo goleó. Por momentos redujo a Newell’s a un adversario accesible. Lo superó táctica, técnica y físicamente. Una diferencia clara entre un equipo que supo a qué jugar y otro que deambuló errante. El gol de Marco Ruben en el amanecer del partido fue tan previsible como lógico. El segundo que derivó de un taco de Nicolás Ferreyra en el anochecer del encuentro fue la extensión. Y el tercero de Martínez Dupuy fue la contundente conclusión de una historia que el Kily González escribió y que el Mono Burgos nunca supo corregir. Fue 3 a 0. Pudo ser más amplio aún.

Central se quedó con todo ante Newell’s. Con el clásico, con las expectativas vigentes de poder clasificar a los cuartos de final de la Copa de la Liga Profesional y fundamentalmente con la consolidación de un esquema futbolístico que ya le empezó a dar dividendos importantes más con este resultado.

Newell’s se quedó sin nada. Sin expectativas, sin ideas ni reacción. Y embargado en una gran decepción porque no tuvo respuestas de ningún tipo ni adentro ni afuera del campo. Más de lo mismo. O peor. Porque se trató del clásico.

Convicción y determinación. Dos aspectos que incorporó Central luego de vencer a San Lorenzo en la semana. Desde allí ratificó formas y estrategias. Sustentado en la dinámica y velocidad, recursos que le daban juego interno, externo y lo hacían profundo. Esta vez con Emiliano Vecchio como punto de partida de un movimiento que se articulaba a uno o dos toques. Haciendo que la pelota corra. Apenas unos minutos le llevó al equipo del Kily prevalecer y hacer la diferencia en el resultado que ya estaba estableciendo en el campo.

Duda y confusión. Dos falencias que acompañan a Newell’s y que se agudizaron luego de perder con Libertad también en la semana. A partir de ello reiteró errores sistemáticos. Porque es inconcebible que se pretenda llegar a un final distinto haciendo siempre lo mismo. La falta de cambio de ritmo, con las transiciones largas y previsibles, la reincidencia en los desacoples defensivos hicieron que los jugadores corran más que la pelota. Y esa vulnerabilidad quedó expuesta rápidamente, cuando una jugada colectiva expuso lo expuesto. 

La incidencia del gol que logró Central de manera temprana le otorgó esa tranquilidad que se alcanza cuando lo que se planificó da resultado. Y desde esa ventaja fue ratificando conceptos. Los laterales alternaban con los delanteros a partir de los pases que iban hilvanando desde adentro hacia afuera. Para sumar situaciones de riesgo.

Las que encontraron el gol en el taco de Nicolás Ferreyra, que desvió la pelota después de un córner de Vecchio y remate de Blanco, para descolocar a Aguerre.

Burgos ya había hecho a esa altura varios cambios puesto por puesto teniendo en cuenta el resultado, y por lógica nada cambió para Newell’s.

Porque Central fue una y otra vez. Como quiso y por donde se lo propuso. Y así llegó el tercero. Cuando el Pupy Ferreyra se metió por el medio para habilitar a Martínez Dupuy, y el mexicano clavó el tercero.

Central vapuleó futbolísticamente a Newell’s. En el resultado y en el juego. En un clásico que no tiene doble lectura ni excusas. Sólo un argumento que un equipo escribió y el otro sólo se limitó a leer.

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