Contra lo que se cree, caminar puede ser un ejercicio de lo más completo para ejercitar, además de las piernas y la salud cardiovascular, los abdominales. Eso, si se tienen en cuenta algunas recomendaciones y se realizan algunas adaptaciones a la actividad.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que los adultos realicen, al menos, 150 minutos de actividad física de intensidad moderada o 75 minutos de actividad física vigorosa por semana. Una caminata de aproximadamente 30 minutos cinco veces a la semana alcanza para cumplir con estas recomendaciones. Para que esta actividad tenga un impacto positivo en la salud integral es fundamental mantener la constancia, adquirir el hábito y, de forma gradual, aumentar los desafíos.
Sin embargo, para que la caminata habitual se convierta en un ejercicio que mejore el estado físico, debe adoptarse una buena postura y movimientos cuidados, según expertos de Mayo Clinic de EEUU. El sitio oficial de la entidad estadounidense dedicada a la práctica clínica, la educación y la investigación estableció cuál es la postura ideal que debería adoptarse para caminar:
– La cabeza en alto. Mirar hacia adelante, no hacia abajo.
– El cuello, la espalda y los hombros deben estar relajados, y no levantados y tensionados.
– Deben balancearse los brazos libremente, con una ligera flexión de los codos. Puede hacerse un poco de envión con los brazos.
– Apretar ligeramente los músculos del estómago, con la espalda recta, no arqueada hacia delante o hacia atrás.
– Caminar de manera fluida, apoyando el talón y luego los dedos.
Volviendo al punto de cómo aprovechar las caminatas para trabajar los abdominales, un entrenador personal consultado por Well + Good aclaró, en primera instancia, que caminar nunca será un ejercicio específico para los abdominales como lo son las planchas o los abdominales propiamente dichos. Sin embargo, reconoció que “los músculos abdominales se utilizan en casi cualquier ejercicio vertical para ayudar a estabilizar el tronco y sostener la columna”.
En ese sentido, “cada paso que se da al caminar activa el psoas, un músculo central profundo que conecta la zona lumbar/pelvis con el fémur (hueso del muslo)”.
Y destacó que “existen estrategias que pueden incorporarse en las caminatas para activar los músculos abdominales”.