Sin embargo, no hay que olvidar que el coronavirus sigue circulando, que hay nuevas variantes más infecciosas y que, aun vacunado, puedes contraerlo y enfermarte.
Por eso, es muy importante que, si no te estás sintiendo bien, reconozcas los síntomas del COVID-19 y vayas al médico de inmediato. La atención temprana puede no solo evitar complicaciones de salud, los síntomas de largo plazo y hasta la muerte, sino también prevenir que infectes a otros.
Si la prueba para COVID da positivo, con el diagnóstico en mano, trabajarás junto con tu médico en un plan de aislamiento y tratamiento para salir ileso de la infección.
Al tener un diagnóstico, tu médico podrá recetarte la medicación adecuada para superar la infección.
No temas ir al consultorio. Durante 2020, solo en los Estados Unidos un estimado de 41% de las personas evitaron, abandonaron o atrasaron tratamientos médicos por temor al COVID-19. Sin embargo, las medidas de protección estrictas, sumado a la mayor inmunidad colectiva por la vacunación, han logrado que ahora los espacios médicos sean de los más seguros.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) indican los siguientes síntomas como los principales para sospechar la infección por coronavirus. Pero el organismo de cada persona puede reaccionar de manera diferente. Por eso, algunas pueden presentar ciertas señales y no otras. Los síntomas reportados por personas que tuvieron COVID son:
Fiebre o escalofríos
Tos
Dificultad para respirar (sentir que te falta el aire)
Fatiga
Dolores musculares y corporales
Dolor de cabeza
Pérdida reciente del olfato o el gusto
Dolor de garganta
Congestión o moqueo
Náuseas o vómitos
Diarrea
Aunque la mayoría de los casos de COVID-19 han sido en adultos y adultos mayores, el coronavirus puede infectar a cualquiera, no discrimina por edad. Por eso, también es importante prestar atención a los síntomas en niños y adolescentes, y no desestimarlos como si se tratara de un simple resfriado o de una alergia estacional.