PARÍS, Francia.- “Escena callejera en Montmartre”, uno de los pocos lienzos del pintor holandés Vincent Van Gogh que se encontraba hasta ahora en manos privadas y que se desmarca del estilo más difundido de su obra, fue vendido por 13 millones de euros (15,3 millones de dólares) durante una doble subasta de la casa Sotheby’s, en la que un retrato de Picasso alcanzó 12,8 millones de dólares.
La obra fue pintada por el artista en 1887, durante su corta estancia en París, un período en el que coincidió con algunos de los principales pintores de la época, como Gauguin, Pissarro o Toulouse-Lautrec, contactos que marcaron una fuerte evolución en su pintura hacia el postimpresionismo y el expresionismo.
Es la primera vez que el lienzo, que permite intuir el giro de Van Gogh hacia el impresionismo al reforzar el carácter de los colores, aparece en público desde que fue adquirida por una familia francesa hace un siglo y cuya identidad permaneció oculta, informó la agencia AFP.
Lo primero que surge al ver imágenes del cuadro es que no parece pintado por Van Gogh. De no saber quién es el autor, puede pasar por uno de los muchos paisajes de Montmartre pintados a finales del XIX. En la escena, se aprecia a una pareja paseando y a dos niños jugando, con el “Moulin à poivre” de fondo, un emblemático molino de viento convertido en sala de baile en la época.
La concreción de la obra se remonta a marzo de 1886, cuando Van Gogh llega sin avisar a París y se instala en casa de su hermano Théo, que trabaja en una galería de arte. Un par de meses después, ambos se mudan al 54,rue de Lepic, entonces frontera informal entre el Montmartre urbano y el rural.
Sobre la imagen del cuadro, la directora de Arte Impresionista de Sotheby’s, Aurélie Vandevoorde, indicó que en aquella época la parisina colina de Montmartre tenía dos partes: “una más urbanizada, con los conocidos cabarets, y una más rural, con huertos, molinos, cobertizos… Esa es la parte que retrató Van Gogh”.
El pintor neerlandés “prefirió mostrar una escena bucólica antes que un retrato de las salas de baile o los cabarets del barrio”, añadió Fabien Mirabaud, el encargado de la subasta. Este aseguró que el cuadro habría quedado en manos de Théo, que luego pasó por algunos intermediarios desconocidos “y que antes de 1920 ya estaba en manos de la familia que lo ha poseído desde entonces”.