Esa es la mala noticia. La buena noticia es que hacer más ejercicio podría ayudar a contrarrestar algunos de los riesgos de salud que se sabe que acompañan a un sueño de mala calidad, encontró una reciente investigación.
Las personas que puntuaron bajo en las categorías tanto del sueño como del ejercicio tenían un 57% más de probabilidades de morir de enfermedad cardíaca, accidente cerebrovascular y cáncer a lo largo de más de una década de seguimiento, cuando se les comparó con los que reportaron que dormían mejor y hacían más ejercicio, explica una publicación de HealthDay.
“La inactividad física parece amplificar los riesgos de salud de malos patrones de sueño de una forma sinérgica”, advirtió Emmanuel Stamatakis, coautor del estudio.
“El riesgo de mortalidad de la inactividad física y dormir mal en combinación es más grande que la suma de los dos riesgos separados de dormir mal e inactividad física”, añadió Stamatakis, profesor de actividad física, estilo de vida y salud de la población de la Universidad de Sídney, en Australia.
Opciones naturales para dormir bien y evitar el insomnio
Hacer al menos 150 minutos de ejercicio moderado o 75 minutos de ejercicio vigoroso cada semana parece reducir estos efectos, aseguró.
Efectos de un mal sueño o vida sedentaria
El estudio no se diseñó para decir cómo, o incluso si, dormir mal y la falta de ejercicio se combinan, pero los investigadores tienen teorías.
Muchos problemas del sueño, como el sueño de corta duración o el insomnio, provocan disfunción hormonal y metabólica e inflamación, estimulando al sistema nervioso simpático, explicó Stamatakis.
Cuando se activa, el sistema nervioso simpático desencadena la liberación de hormonas del estrés que pueden aumentar la frecuencia cardíaca y la presión arterial, lo que puede aumentar el riesgo de enfermedad cardíaca con el tiempo.