Las señales de los tiempos extraordinarios estaban por todas partes. La Reserva Federal aplicó su tercera subida consecutiva de las tasas de interés en setenta y cinco puntos básicos, mientras que Japón intervino para apuntalar el yen por primera vez desde 1998.
La libra esterlina cayó a un nuevo mínimo de 37 años frente al dólar después de que el nuevo ministro de finanzas del país anunció recortes fiscales históricos y un enorme aumento del endeudamiento.
“Es difícil saber qué se romperá, dónde y cuándo”, dijo Mike Kelly, director de multiactivos de PineBridge Investments en Estados Unidos. “Antes se pensaba que una recesión sería corta y poco profunda. Ahora estamos tirando eso por la borda y pensando en las consecuencias imprevistas de una política monetaria mucho más restrictiva”.
Las acciones se desplomaron en todas partes. El Promedio Industrial Dow Jones estuvo a punto de unirse al S&P 500 y al Nasdaq en un mercado bajista, mientras que los precios de los bonos cayeron a su nivel más bajo en años, ya que los inversores recalibraron sus carteras a un mundo de inflación persistente y tipos de interés crecientes.
Por encima de todo ello se encuentra el dólar estadounidense, que se ha disparado a su nivel más alto en 20 años frente a una cesta de divisas, impulsado en parte por los inversores que buscan refugio frente a las salvajes oscilaciones de los mercados.
“Los tipos de cambio de las divisas (…) son ahora violentos en sus movimientos”, dijo David Kotok, presidente y director de inversiones de Cumberland Advisors. “Cuando los gobiernos y los bancos centrales se dedican a fijar las tasas de interés, trasladan la volatilidad a los mercados de divisas”.