“Reino Unido no tiene la culpa. La UE no tiene la culpa”, declaró un alto cargo de la UE. “Se trata de que todo el mundo se ponga de acuerdo con una empresa que ha estado vendiendo en exceso su capacidad de producción. AstraZeneca tiene que entregar las dosis a sus clientes de la UE”.
Tras quedar muy rezagados en el despliegue de vacunas respecto a Estados Unidos y a un Reino Unido post-Brexit, los líderes de la UE tienen previsto debatir el jueves en una cumbre la posibilidad de imponer una prohibición sobre las exportaciones de vacunas a Reino Unido.
Se espera que el primer ministro británico, Boris Johnson, hable con los principales dirigentes de la UE, la canciller alemana Angela Merkel y el presidente francés Emmanuel Macron, en un intento por que el bloque se abstenga de aplicar esta prohibición.
“Seguirá habiendo algunas conversaciones intensas con la Unión Europea sobre la importancia de que no se produzcan estos bloqueos”, dijo Helen Whately, ministra de Sanidad, a la radio LBC. “Es realmente importante que las empresas puedan cumplir sus obligaciones contractuales”.
Reino Unido, que salió de la órbita de la UE el 31 de diciembre, ha advertido en repetidas ocasiones a Bruselas de que el incumplimiento del derecho contractual podría tener graves consecuencias, pero todavía no ha especificado en qué consistirían.
AstraZeneca ha informado a Bruselas de que Reino Unido se acoge a una cláusula en su contrato de suministro que impide la exportación de sus vacunas hasta que el mercado británico esté totalmente cubierto, según informaron representantes de la UE.
Mientras que Francia, Alemania e Italia apoyan en líneas generales el endurecimiento de las restricciones sobre las exportaciones a aquellos países que no contribuyen a partes iguales, países como Países Bajos, Bélgica e Irlanda se muestran más prudentes a la hora de cortar el suministro a Reino Unido.