La falta de lluvias en el sureste y centroeste del país es la peor en casi un siglo, según el gobierno brasileño, y la situación no mejorará: el invierno austral se caracteriza por precipitaciones débiles en esas regiones.
En el sur de Brasil el principal responsable es el fenómeno climático conocido como La Niña, explicó a la AFP Pedro Luiz Cortés, profesor del Instituto de Energía y Medio Ambiente de la Universidad de Sao Paulo.
Activo de setiembre a mayo, el fenómeno podría reaparecer a finales de setiembre cuando debe comenzar la temporada de lluvias. “En los hechos, tendremos un año y medio o dos de temporada seca”, prevé el investigador.
Sobre el centro-oeste de Brasil, Cortés apunta un déficit pluviométrico durante casi una década debido “a la deforestación de la Amazonia qe reduce la humedad presente en la atmósfera”, un problema que podría volverse “crónico”.
– Escasez –
La sequía afecta el funcionamiento del sector hidroeléctrico, que representa el 63,8% del potencial de producción de electricidad en Brasil, cuyas mayores usinas de generación se encuentran precisamente en estas dos regiones.
Según el Operador Nacional del Sistema eléctrico (ONS) el nivel medio de los reservorios de estas centrales se redujo a fines de mayo a 32%, la peor cota desde la crisis hídrica de 2015. Estos volúmenes comprometen su capacidad de generar energía en los meses venideros.
El pasado 1° de junio la Agencia Nacional de Aguas (ANA) decretó hasta noviembre próximo el estado de “situación crítica de penuria de recursos hídricos” en la cuenca del río Paraná, la zona con mayor potencial de generación hidroeléctrica del país.