El bioquímico danés Henrik Dam, descubrió esta vitamina en 1935 y la nombró K por koagulation (palabra danesa para coagulación). Aquí veremos cómo la vitamina K ayuda en el proceso de cicatrización, cuánta es necesaria y cómo obtenerla.
Como con cualquier otra vitamina, nuestro organismo necesita de la K para estar sano y funcionar correctamente.
Entre sus principales beneficios, se destaca mantener la salud ósea, activar proteínas, brindar protección frente a diferentes enfermedades (incluido el cáncer), y disminuir el riesgo de muerte prematura.
La vitamina K también está fuertemente vinculada con el sistema de circulatorio y se ha demostrado que ayuda a evitar hemorragias que pueden provocar hematomas, una hinchazón que obstaculiza el proceso de cicatrización y favorece la infección o abertura de la herida.
Poder cicatrizante
Desde hace décadas los expertos estudian los efectos curativos de la vitamina K. Por ejemplo, un artículo publicado en Nature en 1960 resaltó “el efecto pronunciado de la vitamina K para acelerar la velocidad de curación ósea”.
Recientemente, un grupo de expertos publicó en Indian Journal of Pharmacology un ensayo clínico analizando los efectos del uso tópico de la vitamina K en heridas sobre la piel.
Las vitaminas más importantes para cuidar tu piel
Para ello, dividieron en tres grupos a 63 pacientes, que se sometieron a un tratamiento con electrocauterización de alta frecuencia (método para cauterizar y sellar vasos sanguíneos).
Luego, cada grupo recibió un suplemento o medicamento diferente: el primero crema de vitamina K al 1%, el segundo crema de fenitoína al 1% (anticonvulsivo) y el grupo control Eucerin (un tipo de loción para la piel sensible).
El estado de la herida (ancho y tiempo de recuperación) y las complicaciones en los tres grupos fueron evaluados por un dermatólogo 2 semanas después del procedimiento.