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06/01/2021

La nueva mutación del Covid-19 que apareció en Argentina no tiene relación con la cepa de Londres

Una viróloga del Conicet explicó se trata de una variante que no es peligrosa pero advirtió que cuanta más dispersión del virus haya, mayor es la chance de que aparezcan mutaciones.

La mutación del coronavirus, que fue detectada en la Argentina, causó preocupación y puso en el centro de la escena a uno de los grupos de especialistas que comenzó a trabajar para desarrollar una estrategia que permita hacer monitoreo en tiempo real de la genómica, es decir al conjunto de genes que componen al virus.

Mariana Viegas, investigadora del Conicet y responsable del Proyecto País, explicó en diálogo con C5N que no se encontraron variantes de las provenientes del Reino Unido o Sudáfrica. “No hay evidencias experimentales hasta el momento que indiquen que la variante se asocie con características biológicas o clínicas diferenciales respecto de otras variantes del SARS-CoV-2. En otras palabras, no se demostró que tenga mayor capacidad de multiplicación o mayor virulencia”, explicó.

“Esta variante no es peligrosa, es una mutación que está llamando la atención en algunos investigadores del mundo”, dijo la viróloga.

La nueva variante fue encontrada por los investigadores en medio de las semanas navideñas y según aseguró la viróloga, en los próximos días evaluarán si se trata de una o no de una mutación similar a la de Río de Janeiro. La especialista afirmó que es preciso completar la secuenciación de todo el genoma de las muestras con que cuentan.

Coordinado por Viegas, el equipo trabaja articulada y colaborativamente para realizar estudios genómicos de SARS-CoV-2 en nuestro país y aportar tanto al conocimiento local como a la base de datos global de circulación viral GISAID (Global Initiative on Sharing All Influenza Data). Entre sus objetivos se encuentran la secuenciación de los genomas circulantes de SARS-CoV-2 en distintas regiones de nuestro país, el análisis a gran escala de secuencias, ensamblado de genomas, análisis filogenéticos y filogeográficos, epidemiología y evolución molecular, y estudios de correlación clínica.

Las tareas realizadas con velocidad determinaron que de 71 muestras positivas obtenidas en el Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez en la segunda semana de diciembre, se analizaron 39 con detalle. En ninguna de ellas se detectaron mutaciones.

Luego de Navidad, un segundo trabajo realizado sobre 144 muestras también arrojó resultados negativos en cuanto a cambios de extrema relevancia, aunque sí se observó la presencia de la mutación S_E484K en una muestra de GBA, que es una de las tres mutaciones ya identificadas en Sudáfrica, y que, además, concuerda con otra muestra única hallada en Río de Janeiro.

La viróloga aseguró que “hay muchas variantes que están circulando, los virus cuando se trasmiten cambian”. Y según explicó, se requiere secuenciar el genoma completo del SARS-CoV-2 para determinar si lo detectado localmente comparte un origen común con la variante de Río de Janeiro”.

Según explicó la especialista, la aparición de variantes virales es un proceso natural de la evolución de los virus. Sin embargo, cuando éstas se presentan con cambios genéticos en regiones implicadas en la interacción con el receptor celular o en el reconocimiento de anticuerpos específicos es necesario evaluar el posible impacto de esos cambios genéticos sobre la propagación viral, la capacidad de causar enfermedad más severa o la respuesta a la vacunación.

Los datos de la nueva variante
Se llama S_E484K. “S” porque corresponde al gen o proteína S (también llamado “spike”), uno de los 27 que el coronavirus codifica (al menos hasta lo que se sabe hasta hoy). La “E” y la “K” representan los aminoácidos de la proteína en cuestión. Y el número 484 es la posición en la que los científicos argentinos del Proyecto PAIS notaron la modificación.

En esta revisión en tiempo real, sólo se han detectado cinco casos: cuatro de la ciudad de Buenos Aires y una de la provincia. Para confirmar si se trata o no de una mutación similar a la de Río de Janeiro los especialistas realizarán un estudio que demandará entre 7 y 15 días. No se trata sólo de tiempo, sino de que contar con una cantidad significativa de muestras (al menos 100) que justifique el gasto del reactivo.

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