La Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat) ha aprobado recientemente un nuevo implante subdérmico anticonceptivo compuesto por dos varillas. Desarrollado por el laboratorio Bayer, este dispositivo, conocido popularmente como “chip anticonceptivo”, tiene una duración de cinco años y representa una nueva alternativa dentro de los métodos anticonceptivos reversibles de acción prolongada (LARCs) disponibles en el país.
El laboratorio Bayer se encuentra en negociaciones con diversas provincias argentinas para la adquisición de este implante, con el objetivo de que sea incorporado al Programa Médico Obligatorio (PMO) y, por ende, cuente con cobertura estatal y de obras sociales y prepagas. Esta iniciativa se enmarca en la continuidad de políticas públicas destinadas a la prevención del embarazo adolescente no intencional, una problemática que sigue siendo un desafío en Argentina.
La presentación oficial del dispositivo tuvo lugar durante el evento Farma Media Week, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Héctor Miranda, director médico de la división Farmacéutica para Bayer Cono Sur, destacó que el implante es una opción preferida entre mujeres jóvenes y constituye una alternativa sostenible para el sistema sanitario. La producción del implante se realiza en plantas ubicadas en Finlandia y Costa Rica, esta última destinada a la fabricación para países en desarrollo.
Cada varilla del implante contiene 75 miligramos de Levonorgestrel, una progestina que se libera de forma continua para prevenir embarazos. El dispositivo se inserta bajo la piel en la cara interna del brazo no dominante, y presenta una probabilidad de falla del 0,8% durante los cinco años de duración.
Según el Estudio Lucía, realizado en 2024 sobre el uso y preferencias de métodos anticonceptivos entre mujeres de 15 a 49 años en Argentina, el 27% de las adolescentes entre 15 y 19 años y el 20% de las mujeres entre 20 y 29 años ya utilizan este método. Asimismo, datos oficiales indican que el 70% de los embarazos en adolescentes son no planificados, lo que subraya la importancia del implante como una herramienta para la elección responsable y efectiva.
La socióloga Silvina Ramos, investigadora del Centro de Estudios de Estado y Sociedad (Cedes) y autora del Estudio Lucía, señaló una tendencia creciente en el uso de métodos anticonceptivos de larga duración, valorando esta evolución como un indicador positivo. Sin embargo, también advirtió sobre la necesidad de garantizar el acceso equitativo a estos métodos, dado que requieren la intervención activa de los servicios de salud.
El Estudio Lucía registró una prevalencia del 11% en el uso actual de implantes subdérmicos y un 6% para el dispositivo intrauterino (DIU), cifras superiores a las registradas en años anteriores. Otros métodos anticonceptivos comunes incluyen preservativos (39%), pastillas (34%) y ligadura tubaria (13%). La mayoría de quienes utilizan métodos de larga duración acceden a ellos a través del sector público, que ofrece una amplia canasta gratuita de opciones anticonceptivas.
Los métodos de larga duración son especialmente elegidos por adolescentes y jóvenes debido a su facilidad de uso, baja tasa de contraindicaciones y la ausencia de necesidad de chequeos periódicos. La inserción del implante es sencilla y se realiza bajo anestesia local. Expertos coinciden en que su uso ha generado una relación positiva y de confianza entre las mujeres jóvenes, fomentada por el boca a boca.
El Plan Nacional de Prevención del Embarazo No Intencional en la Adolescencia (Plan Enia) ha contribuido significativamente a la reducción de nacimientos en adolescentes, con una disminución de más del 40% en la tasa de natalidad en los últimos diez años. Entre 2018 y 2021, la cantidad de nacidos vivos en embarazos adolescentes se redujo en un 50%, aunque persisten desafíos en la promoción del uso de doble protección para prevenir enfermedades de transmisión sexual, dado el aumento observado en casos de sífilis.
Finalmente, Ramos destacó la importancia del profesional de salud como referente clave para la población en temas de anticoncepción, señalando que mejorar las políticas, el acceso y la calidad de los servicios representa un desafío fundamental para el futuro.